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EL EQUIPO DEBE TENER MUY DEFINIDA CUÁL ES SU MISIÓN Y SUS METAS Y, LO QUE ES MÁS IMPORTANTE, EL En el mundo occidental, la inmersa mayoría de las empresas están enfocadas al sector servicios. El sector primario, aquel que corresponde a la ganadería y la agricultura ha pasado a más que un segundo plano hace tiempo, mientras que la deslocalización ha reducido el sector industrial (secundario) más que notablemente. La fabricación se ha trasladado a países donde los costes de producción son mucho menores y Europa, salvo la excepción de la producción de bienes de equipo en Alemania, se centra en el sector terciario. Europa se ha convertido en un continente de servicios, y los especialistas en demografía ya hablan hasta de un sector cuaternario, aquel dedicado a los intangibles como los profesionales del mundo bursátil, aseguradoras, consultoría y, por supuesto, todo lo relacionado con el negocio a través de Internet. Y es en estos últimos sectores donde los Recursos Humanos deben reinventarse. Cada vez son más las fórmulas de trabajo que implican que las personas actúen como freelance o autónomos, o con contratos por proyectos. Sea como fuere, gestionar un equipo de personas para sacar adelante un proyecto requiere de una actuación de gestión que implica un conocimiento que el líder del mismo debe poseer. EQUIPO, NO GRUPO Uno de los aspectos que en el mundo de los Recursos Humanos más han sido tratados ha sido aquel que profundiza en la diferencia entre gestionar un grupo y gestionar un equipo. Sí es importante tener en cuenta que cuando estamos gestionando a unas personas para sacar adelante un proyecto, debemos tener un equipo y no un grupo. Pero, ¿cuáles son las diferencias entre lo uno y lo otro a la hora de trabajar en un proyecto? Primeramente debemos decir que un grupo tiene un liderazgo que no es adecuado a las circunstancias de llevar adelante un proyecto, mientras que un equipo sí. Y es que mientras que un grupo tiene una misión confusa, rutinaria y con metas poco claras, un equipo debe tener muy definida cuál es su misión y sus metas y, lo que es más importante, el plazo para alcanzarlas. El grupo tiene por su perpetuidad en el tiempo muchas veces circuitos de toma de decisiones que hacen que no se lleguen a implementar, bien por una comunicación ineficaz o por una excesiva rigidez estructural. Por otro lado, los equipos disponen de estructuras más dinámicas, más flexibles y con una comunicación eficaz que hacen que todas las decisiones se implementen con celeridad. También tendremos en cuenta que un grupo posee unas responsabilidades y unas funciones que pueden estar aisladas o que incluso se lleguen a solapar, mientras que un equipo debe basarse en la complementariedad de todos sus miembros, con sinergias que vayan en la misma dirección y que sumen esfuerzos. Y, para terminar, por supuesto, el sentimiento de pertenencia en un grupo es mucho menor que el que se debe tener en un equipo, donde el objetivo común genera la camaradería de sus miembros, y sentimientos de orgullo y satisfacción de pertenencia. EL LÍDER A la hora de llevar a cabo un proyecto y tener que formar un equipo para ello, debe existir una persona que lo coordine, que lo dirija; en definitiva, que lo lidere. Esta persona debe ser la encargada de definir y distribuir las tareas necesarias que permitan alcanzar el objetivo común. Asimismo, será el encargado de explicar el objetivo y la finalidad del proyecto, así como de asignar y definir responsabilidades. Pero su tarea más importante será la de construir y coordinar el equipo. Aunque lo veremos con más detalle, el líder debe involucrar a los miembros en el proyecto, hacerles ver que es “suyo” y neutralizar cualquier ánimo de individualismo que pueda surgir. Hay que tener en cuenta que el trabajo de equipo produce unos resultados globales superiores a la suma de los esfuerzos individuales. Y así, deberá obtener la confianza de los miembros del equipo para con él y entre ellos mismos. Además, siempre debe mostrarse como ejemplo a seguir, mostrando un alto grado de implicación y compromiso, convirtiéndose en un referente y ganándose una credibilidad personal que es la base para crear equipos sólidos. Su papel de líder implica una serie de roles que debe desempeñar más allá de las funciones operativas del proyecto. Y es aquí donde muchas veces las personas fracasan aunque sean buenos profesionales en su campo. En su papel también está implícito desarrollar y apoyar a los miembros del equipo mediante feedback continuo, reconociendo los méritos, potenciando sus competencias, motivando a los miembros, realizando seguimientos pormenorizados, escuchando activamente sugerencias y quejas y manteniendo la cohesión del equipo. Sin olvidar que debe ser el líder el que oriente en los momentos de confusión, serene en los momentos de estrés y levante en los momentos de decaimiento. EL INICIO DEL PROYECTO Antes de comenzar un proyecto, como es natural, debemos identificar las necesidades del cliente y llevar a cabo un análisis racional de la concepción del proyecto en cuestión. Así, debemos estimar el número de horas que precisa, el número de personas necesarias para llevarlo a cabo, el grado de esfuerzo y organización para materializarlo y saber cuál es el apoyo que desde la Dirección tiene el susodicho proyecto. PLAZO PARA ALCANZARLAS. 13


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