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6. UTILIZAR LA NEUROCIENCIA COMO HOLISMO. Hay directivos obsesionados con la neurociencia como explicación total de la realidad. Sin duda que los descubrimientos neurocientíficos son avances a analizar e integrar, pero no debes olvidar una visión integral de la realidad. Centrarse sólo en la neurociencia y desprestigiar otras ciencias, como la Psicología, nos empequeñece. Aquellos que conozcan el modelo cognitivo-conductual de una terapia cognitiva nos darán la razón. Cuando este modelo asegura que no hay una relación causa-efecto entre la realidad externa y nuestras emociones, sino que es la forma como interpretamos los acontecimientos como es nuestra forma de pensar, y al fin, lo que nos hace felices o infelices, es tan válido como saber exactamente el funcionamiento de las neuronas espejos. Debemos avanzar en diversas áreas de conocimiento para tener una visión integral e integrada de la vida humana. 7. REDUCIR EL FIN A LA FELICIDAD. Hemos de pensar que todo lo hacemos para ser feliz es encerrar la vida en un marco de continuos sinsabores; aceptar que la infelicidad es un paso para apreciar la felicidad es el principio de tu propia felicidad; que la felicidad debe surgir en el camino y que contar la superación de la infelicidad es en sí mismo una felicidad. Hacer mindfulness como proceso de vida, que a veces estamos en infelicidad y otras en felicidad, es una visión más realista. No quiero más vida utópica de eterna felicidad porque no sería realista. Como decía mi abuelo, “hay que saber tocar las campanas a muerte para saber voltear mejor las campanas de fiesta”, y aquellos que aprendimos a tocar una campana lo sabemos. La felicidad me recuerda el pensamiento de R.W. Emerson que decía: “El regalo más grande es dar una parte de ti mismo”, lo importante para ser feliz es el esfuerzo continuo de tu ser para hacer feliz a los demás. En fin, hay que vigilar que el discurso del mindfulness no se centre en gurús orientales, en tecnoestrés, en posicio-nes flor de loto, en estar solo en oscuras habitaciones, en creerse que es una teoría de la vida, en justificar todo por la neurociencia y en acabar con la dictadura de ser un feliz eterno. El mindfulness es una gran herramien-ta  (un gran siervo para un gran señor que es la vida) que debemos integrar en nuestra vida como algo racional. Lo normal es que no tengamos tiempo para ser persona y para vivir la vida. En fin, a este gran término anglosajón le viene como anillo al dedo nuestro refrán: “No hay peor ciego que el que no quiere ver” o como decía mi hijo (que no sabía decirlo): “No hay peor vista que la de un ciego”. Monta tanto que tanto monta. CAMINAR CON LAS OBLIGACIONES DEBE DARNOS EL PODER DE LA FLEXIBILIDAD DE ENTENDER EL TRABAJO. LA PRESIÓN INFORMATIVA EMPIEZA CUANDO UNO NO SABE GESTIONARSE PERSONALMENTE. 9


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