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la complacencia de quedarse. No hay un refrán más sabio pero más tóxico que la máxima: “Virgencita, que me quede como estoy”. Mantener una situación de desasosiego y no compromiso por miedo a tu cambio personal supone una autoevaluación escasa de tus capacidades. Trabajar tus re-cursos personales como la autoestima, la conciencia de ti mismo y la autoeficacia son variables de éxito en un futuro inmediato. Criticar tu experiencia anterior pero no decidirte a estar en el cambio personal es la mejor garantía para fracasar en tu cambio. MOVERTE POR PERSONAS Y NO POR EMPRESAS Las empresas son personas que viven en un ecosistema determinado. Y son las personas las que te pueden ense-ñar, ayudar y facilitar en tu cambio personal para adaptarte. Hay que reflexionar que no hay empresas ni proyec-tos interesantes de futuro sin que existan perso-nas que lo representen. Muchas veces, los profesio-nales se obnubilan con la persona “es que es…”, y pocas veces dicen “es que confío en…”. Poner a la persona o al jefe antes que a la empresa y al proyecto en un cambio es una decisión muy sabia. De ahí la importancia del encaje personal en un proceso de selección, ya que no se trata de buscar una persona para un puesto sino una persona con predisposición al cambio personal que supone su adaptación con otra persona deseosa de explicarle cuál es su bandera profesional. Se necesita un jefe que ilusione con un proyecto en una empresa para encontrar personas que quieran cambiar para ser parte de dicho proyecto. Me apasiona la época de la transición política española (1975 – 1982), ahora tan denostada por aquellos que la vivieron “en manada” o no la vivieron. Yo, que era un adolescente, la viví personalmente, parecía que el cambio social se representaba en mi actitud personal y recuerdo aquella frase, para mí mágica, de Adolfo Suárez: “La vida siempre te da dos opciones: la conocida y la difícil. Cuando dudes elige la difícil, porque así siempre estarás seguro de que no ha sido la comodidad la que ha elegido por ti”. Cuántas veces hay multitud de profesionales insatisfechos que se han quedado porque ha elegido la comodidad por ellos. Pero también hay que pensar que en la transición hubo un proceso de selección, como todo en la vida, donde un Rey era el nuevo jefe que tenía una ilusión que vender, y Suárez era un candidato que con sus ganas de triunfar le hacían un buen vasallo para dicho señor. Si no se hubieran movido por las personas no habría existido un proceso de transición política en España. El cambio se basa en la confianza en la persona que “encarna” el cambio. De aquí la importancia de las personas para posibilitar tu cambio personal. Hay que tener “hambre” de buenos jefes, pues ya lo decía P. Lain Entralgo: “Dios te de sobra de ambición y falta de codicia”. La codicia está en la falsa seguridad de lo que ya sabes hacer y la ambición está en el cambio que te engrandece por el aprendizaje. TENER TU “COACH” PARA QUE TE ASESORE EN EL CAMBIO Igualmente que hay que cambiar desde la confianza en otra persona durante el cambio, necesitamos figuras que nosotros. Son los otros los culpables de lo ocurrido en su experiencia. Parece que él la ha vivido como espectador y no como actor de dicho trabajo. Suelo ver que la necesi-dad de reflexionar sobre lo ocurrido no nos ocupa mucho tiempo en los procesos de cambios personales. No importa sólo lo que pasó sino qué hiciste tú y cómo intentaste cambiarlo. Hay que hacerse una verdadera ITV de nues-tras motivaciones, conductas y actitudes en nuestra experiencia anterior con un discurso sincero contigo mismo, pues como decía Cioran: “El que dice nosotros casi siempre miente”. No hay que decir “nosotros hacemos” sino qué haces tú en el nosotros. Hay que revivir ese discurso que hemos elaborado mentalmente para sobrevivir en un ecosistema paupérrimo que ha sido nuestra experiencia. Pero hay que pensar que el ir a otro ecosistema implica cambiar de pensamiento para adaptarse. No vale abordar las nuevas oportunidades de cambio en el mismo nivel de pensamiento que el anterior y pensar que se adapta la rea-lidad. Es lo que pasaba a Peter Best que, después de haber dejado los Beatles, seguía opinando que él era el mejor músico del grupo. Hay que aplicar conductas diferentes que nos lleven al nivel de adaptación que necesitaremos en el nuevo ecosistema laboral estando dispuestos a cambiar, empezando por una percepción equitativa de tus últimas experiencias, con su claros y oscuros, con sus fracasos y éxitos y, sobre todo, con la limpieza mental de que lo hecho, hecho está, pero habiendo aprendido lo máximo de esas situaciones. Y Woody Allen nos dice desde su visión de estar continuamente cambiando pero haciendo siempre la misma película que “las cosas no se dicen, se hacen, porque al hacerlas se dicen solas”. MIRAR DE FRENTE AL CAMBIO PERSONAL Encarar el cambio supone aceptar tu aprendizaje como básico. El futuro se describe con tu capacidad de cambiar para adaptarse a la nueva situación. Nadie va a triunfar si no se plantea cuánto tiene que cambiar para seguir siendo el mismo. Tu mismidad (como decía un profesor de filosofía que tenía en COU) está en tu capacidad de ser otro pero con tu propio sello. Ahí está el verdadero cambio, en la fuerza de tu determinación para querer triunfar. Todo nuevo ecosistema será distinto, hay algunos más facilitadores, pero aun así necesitamos de una adaptación. Pero también puede acontecer que nos encontremos con entornos más difíciles, y es aquí donde debe emerger la capacidad personal de aceptar el cambio. Sin duda, el nivel de conocimiento, las redes de mentores personales y la necesidad de trabajar son factores básicos, pero, ante todo, destaca la actitud de querer triunfar. Volviendo a Mafalda cuando dice: “Dios, mándame ganas de trabajar porque con las de dormir te estás pasando…”, sólo hay una receta frente a un cambio difícil la actitud de querer triun-far que va a generar unas mayores ganas de trabajar. Las competencias personales junto a los conocimien-tos son herramientas de nuestro “toolkit personal”, pero necesitamos el consejo del buen artesano y, ante todo, las ganas de preguntar, de usar las herramientas y, a veces, de tener perseverancia por triunfar. Pensar que el cambio me va a facilitar la vida ya que en el empleo anterior estoy fatal es cometer un burdo error de percepción. Cambiar necesita de tu cambio profundo de forma de pensar y hacer, pero a veces es más sana la osadía de cambiar que NO IMPORTA SÓLO LO QUE PASÓ SINO QUÉ HICISTE TÚ Y CÓMO INTENTASTE CAMBIARLO. HAS DE HACERTE UNA VERDADERA ITV DE NUESTRAS MOTIVACIONES, CONDUCTAS Y ACTITUDES EN NUESTRA EXPERIENCIA ANTERIOR CON UN DISCURSO SINCERO CONTIGO MISMO 102


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