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la palabra ciencia”. No se puede pensar que el coaching, la inteligencia emocional, el engagement o cualquier otra moda intelectual explican la totalidad del mundo. La rea-lidad, por su naturaleza compleja, necesita de discursos sencillos para sentirnos más seguros. Una ideología no es más que una forma simple de explicar una inextricable realidad. Funcionar aceleradamente desde una visión simplista de la realidad te hace ser más rápido pero no más sabio. La duda es un paradigma de nuestro carril de-recho de la carrera directiva. El tiempo es una constante que tenemos que estar continuamente variabilizando porque, como decía Jovellanos, “sólo le falta tiempo al que no sabe aprovecharlo”. 4º MITO: LA FELICIDAD TE DA EL SER IMPORTANTE La ambición malsana de ser importante por tener una gran carrera directiva no es una gran expresión de la felicidad. La felicidad por tener un puesto, una tarjeta, un coche, etc., como decía un compañero de cañas, “el rol del Rolex”, no significa nada más que tener. Y todo lo que se tiene se puede dejar de tener, en cambio, lo que eres te lo llevas toda la vida. Las carreras directi-vas se basan en saber circular por ambos carriles y ser responsables tanto cuando vas rápido por la izquierda de tu carreta como cuando vas más tranquilo por el lado derecho de tu carrera. Lo básico es saber cambiar de ritmo y no mantener siempre el mismo. Ser “importante” ocupa mucho esfuerzo de tu vida y la importancia, funda-mentalmente, se basa en la influencia. Influir por dinero es cuestión de tener pero influir por personalidad es cuestión de ser. Y entre Quevedo, “a las promesas miro como a espías”, y Juan de Salisbury, “somos enanos a hombros de gigantes”, me da la idea que a las expecta-tivas de carrera hay que medirlas para saber dónde está la felicidad y que tenemos que pensar que lo importante no es ser el enano que llega a ser directivo sino mejor el gigante que llega a ser persona. La felicidad está en ti y no en lo que tienes. En fin, me ha encantado circular por la izquierda y por la derecha en mi carrera profesional, pero ante todo, lo que más me gusta es la capacidad de cambiar de carril. Ser nosotros los propios dueños de nuestra carrera depende de dónde situemos la importancia de nuestra identidad profesional. Ser un buen profesional no implica ser un alto directivo, y también ser un buen directivo implica trabajar un ecosistema personal. Y, para concluir con este síndrome del carril izquierdo simplemente recordaré una frase genial del pensador español Juan Luis Vives: “No esperes que tu amigo ven-ga a descubrirte tu necesidad, ayúdale antes”. Por favor, reflexionad vuestras carreras porque es el primer paso de una buena carrera directiva. Y dejad de tener prisas profesionales porque es bueno para conducir adecuada-mente vuestra carrera. Nadie es más o menos profesio-nalmente que lo que marque su autoestima. Y os lo juro, yo a partir de ahora voy a ver mejor circular por el carril derecho… pero sin hacer un “aguirre” (dejar el coche en el carril bus para ir al cajero). LAS CLAVES DEL ÉXITO SON AQUELLAS QUE SABEN EXPRESAR EL TALENTO SEGÚN SU MOMENTO DE CARRERA PROFESIONAL. Y NO NECESARIAMENTE SIEMPRE HAY QUE CIRCULAR POR EL CARRIL IZQUIERDO DE LA CARRERA PROFESIONAL. aportación en su momento senior. No necesariamente el talento junior presupone el talento senior, porque el tener experiencias, aprender de ellas e interiorizar este aprendizaje es diferente en cada persona. Vuelvo a Chesterton con una gran divagación que suele utilizar en el asesoramiento en carreras profesionales: “Como nos hemos metido en un lio, tenemos que meternos en otro aun mayor para adaptarnos; como hemos dado un giro equivocado hace algún tiempo, tenemos que ir hacia ade-lante y no hacia atrás; como hemos extraviado el camino debemos también extraviar el mapa, y como no hemos realizado nuestro ideal, debemos olvidarnos”. Saber decir no, volver a lo que te hace feliz, tener claro qué quieres ser de mayor y tener siempre un ideal por el que luchar son claves básicas de una buena carrera directiva. 3º MITO: LA OSADÍA DEL CONVERSO COMO PRUEBA DE ÉXITO ¿No os pasa que a veces alguien que empieza a com-partir nuevo conocimiento se convierte en evangelizador de la materia? ¿Cuántos ingenieros o economistas, hablando de coaching, tienen la osadía del converso? Convencerte de algo con fuerza no te hace tener más razón. Hay gente que se pasa al carril izquierdo en un conocimiento y sólo saben estar en este carril. Como decía mi abuelo palentino, “toda conciencia necesita de 74


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